Vuelta al curso escolar y a los deberes, y a las clases que son de oído más que de puesta en común. Los chicos hablan en las aulas para revolucionarse, para hacer inaudible las ideas pero no para explicarlas a su modo, para aprender nuevas palabras, para hacer amigos más allá de cuatro sonidos guturales. Den al lenguaje el sitio que merece.

Si me preguntan que le pido a este curso escolar les diría:

  • Den a la comunicación el lugar que se merece. Olvidar que somos seres sociales es olvidar que preparamos a las personas para vivir en comunidad. Restar importancia a las palabras es menospreciar la importancia del diálogo interno con el que nos ayudamos a vivir y sobrevivir. Hacer que los niños solo oigan y no hablen les hacen sujetos más manipulables, menos capaces de establecer redes, menos conscientes de su potencial y de la realidad.
  • Que enseñen a los niños a poner en palabras sus pensamientos, y resumir las ideas que dijeron otros y debatir acerca de ello. Solo cuando sabes expresarlo, lo has entendido. No son 30 chicos leyendo el mismo libro, son 30 cabezas explicando lo que sacaron de ese libro.
  • Que les indiquen cómo dirigirse a cada persona según la edad, el tema, la situación.
  • Que les animen a poner palabras a los sentimientos y no sentimientos a la mala educación.
  • Que les digan que se atrevan a preguntar antes de quedarse con la duda, el odio ante una asignatura o el suspenso en una evaluación.
  • Que los chicos aprendan a debatir para lograr tener pandillas, gobiernos, empresas, familias sanas.
  • Que los jóvenes describan sus sueños con palabras porque todas las grandes empresas comenzaron con dos frases que uno recuerda.
  • Que todos se atrevan a discrepar, a defender al más débil, a cambiar de opinión, a decir sí y no.
  • Que cuando puedan se examinen de forma oral para que aprendan a poner las ideas en orden, a razonar y a tener un vocabulario rico y extenso.
  • Que hablen y entiendan que la realidad va más allá de los cuatro gritos y las cuatro expresiones de moda.
  • Las palabras son importantes, porque lo que no tiene nombre no existe. Las personas, las cosas, las ideas… llegan a tu vida cuando tienes palabras para referirte a ellas. Y si conoces poco, vives poco.
  • Que aprendan porque hay palabras que esclavizan, que matan, que curan, que te ayudan a llegar lejos o caer en desgracia y hay que conocerlas…
  • Que hablen porque estamos yendo hacia una sociedad en la que se aprenden idiomas y se practica el silencio, la autocensura, y la falta de debate.
  • Que hablen porque uno piensa mejor cuando habla en alto y coloca las ideas
  • Somos lo que nos decimos, la forma en la que nos explicamos nuestro mundo y la forma en la que describimos a los demás. Hay que enseñar a los niños y los jóvenes a darse ánimos, a recolocarse, a llamar las cosas que les pasan por su nombre.
  • Somos el recuerdo que dejamos en forma de palabras.
  • Hay palabras que son contratos, acuerdos, perdones o vuelta a empezar.
  • Enseñar a hablar es enseñar a vivir más, hacia dentro y hacia fuera.

La capacidad de elegir, resumir, explicar, ordenar, calmar la mente, llegar a cuerdos o aprender más rápidamente tiene que ver con el lenguaje. Hablar en público es una de las asignaturas pendientes de la universidad y comienza a ser ya eje en la enseñanza escolar… hay veces que me dicen que solo han hecho en su vida una presentación, y fue en clase de literatura… 15 minutos y saben que tienen miedo a exponer y exponerse. 15 minutos solo…

Hay que extender esos minutos porque la comunicación es esa habilidad blanda que les hará fuertes, que les hará estar mejor preparados para el mundo laboral y para manejarse en el día a día.