¿Qué cosa es la responsabilidad social, RSC? Es el componente voluntario del “buenísmo” que una empresa desarrolla con sus proveedores, con sus clientes, con sus trabajadores, con el medio ambiente.
Una buena y apropiada responsabilidad social corporativa trae aparejada una buena reputación, un sello de garantía adicional, un marchamo de éticamente responsable.
¿No sabes a qué hace alusión? Hace alusión al comercio justo, a los salarios justos de los trabajadores, a la conciliación de la vida familiar y laboral, al respeto por nuestros árboles, al favorecimiento de las comunidades que viven a nuestro lado…
Entra por ejemplo en Carrefour, se les llena la boca y los anuncios de decirte en la frutería que esos melones son del pueblo madrileño de Villaconejos o las fresas de Aranjuez. Lo comunican porque saben que ganan puntos con el madrileño de pro, que quiere comprar y prefiere comprar a los suyos, a los cercanos.
Mira las zapaterías presumiendo de Elche, mira la Asturiana presumiendo de vacas y pastores.
No es casual que ambos departamentos estén estrechamente unidos: comunicación y responsabilidad social.
Y ello porque quien hace las cosas bien en el apartado responsable disfruta contando y sacando tajada comunicativa y publicitaria de su trabajo bien hecho. Y cuando las cosas van mal, el primer departamento en salir a cortar el desaguisado de una mala responsabilidad social corporativa es el de la comunicación y las relaciones públicas.
Recuérdese el incendio en los talleres textiles clandestinos, y vergonzosos de Bangladesh, recordemos las malas prácticas de trabajos abusivos, en condiciones lamentables y con salarios exiguos. Muchas grandes marcas se vieron salpicadas, algunas porque trabajaban allí directamente, otras porque no sabían siquiera que habían subcontratado. El caso es que las que se vieron salpicadas, se vieron crucificadas. Y de aquellos lodos, vinieron las indemnizaciones millonarias, las cátedras de RSC en las principales universidades, los acuerdos y colaboraciones con distintos gobiernos y organizaciones no gubernamentales para calmar conciencias…
Con todo, una mala RSC es de lo más difícil de ocultar para un gabinete de prensa y una buena es un chollo al que se le puede sacar una grandísima utilidad. Al cliente le gusta participar de un producto bueno y además socialmente sano… las manzanas podridas se quedan en el cesto.
Dicen que las obras buenas, son para hechas y no dichas… pero no es verdad. Las grandes marcas las susurran, hasta que les hacen un posado robado…; las filtran… porque ser bueno es tendencia, está de moda… y hay que contarlo. ¿Cómo? Bajito, pero para que llegue; con disimulo, pero con fotos a todo color.
La imagen blanca dice que los clubes de futbol no sólo gastan dinero en futbolistas para potenciar el deporte, lo gastan también en escuelas del tercer mundo donde los niños comen y tienen derecho a un futuro. Mucha mejor imagen que señalar que, por ejemplo, en Brasil no quieren ni oír hablar de futbolistas millonarios: prefieren profesores a futbolistas y dinero para hacer frente a los recortes en sanidad y educación, y no parta estadios.
Siempre vende más decir que el futbol trae dinero a quien más lo necesita, que recordar los líos que se trae con hacienda.
Si hay algo que ataque de verdad a la buena comunicación, a la buena imagen de alguien es la denuncia de un pufo con Hacienda, los futbolistas, los cantantes le temen más que al demonio. Nadie en activo quiere ser el malo de la película, porque ser malo no te trae seguidores, ni venta de camisetas, ni entradas de concierto.
En los negocios amigos, lo que se hace con una mano, se recoge con la otra.