2 trucos, 3 ideas y un soborno para triunfar en un networking

El networking, ya sabes, es ese evento en el que varios empresarios, emprendedores, amigos o estudiantes se reúnen para dar a conocer sus ideas. En el nuevo mundo laboral, recuerda, las agencias de colocación, se están quedando obsoletas y ahora les sustituyen estos espacios de comunicación, a los que llamamos “networking”.
Los dos mejores trucos que puedo darte a la hora de ir a un networking son: saber quién va y tener preparado tu discurso. Ya sé que son cosas de cajón, pero a menudo están en el cajón de los olvidos.

  1. Es muy importante saber quién va a ir, para adaptar tu discurso, para confeccionarlo, para pensarlo. No tienes que saber todos los nombres y apellidos, para mirarlos en internet que estaría divino, pero sí por lo menos saber si son emprendedores, mujeres asociadas, fundaciones… No hablarás, ni te vestirás, ni esperarás lo mismo de un acto que de otro. Recuerda que la gente solo quiere hacer negocios y amistades con gente parecida.
  2. Fundamental, llevar las ideas ordenadas de casa, y el discurso absolutamente limado, cerrado y resumido. Me quedo de cuadros cuándo algunos empresarios a los que asesoro, me dicen que se pasan muchas horas trabajando, pero que no saben explicar qué es lo que hacen.

Se llama Elevator-pitch, y no es más ni menos que el discurso de venta que tu tendrías preparado si te quedaran con tu cliente o inversor ideal a solar un minuto, por ejemplo en el ascensor. El encuentro es tan sugestivo que le dedicaremos otro post.
3 ideas para triunfar:

  1. Saber escuchar, para saber qué decir.
  2. Tarjetas de visita en mano, con llamadas a tus redes y tu web.
  3. No centrarte en la gente que ya conoces, hacer nuevos contactos.

El soborno lo habrás adivinado es la sonrisa, nadie quiere al lado a un cenizo ni a un petardo. Y lo que es más importante, la gente a lo mejor no recuerda lo que le dijiste pero si lo que le hiciste sentir, y solo quiere estar al lado de los que despiertan su sonrisa.

Nunca digas nunca jamás, pero ten preparadas 7 formas de decir… “No”

En el mundo de los negocios, en el del emprendimiento, en el de la crisis laboral… nos enseñan que no cerremos puertas, que no digamos nunca, ni jamás… que lo sustituyamos por un no es el momento, más tarde…
Cada uno hace con el sí o con el no, lo que le viene en gana, pero yo he aprendido que a veces hay que decir sencillamente no:

  1. No a los que 2, 3, 4, y siempre te llaman para que les eches una mano gratis, porque cuando el negocio vaya bien se acordarán de ti… Acuérdate tú también de tu negocio, y fija cómo es ese futuro para ti… Es verdad que para recibir hay que dar, pero recibir ¿qué?
  2. No a los que siempre te pagan dándote visibilidad, visibilidad, visibilidad, visibili… ¿¿¿¿qué????
  3. No a los gorrones de ideas.
  4. No a los quema agendas profesionales, esos que abusan de la confianza de tus amigos, y te dejan con la boca abierta.
  5. No a los trabajos donde no sepas hacerlo bien… un mal comentario cunde más que cien buenos…
  6. No a los clientes que dan cien vueltas a los trabajos, mil excusas para no pagar, y te tienen millones de minutos al teléfono. No son clientes son roba energías.
  7. No al miedo que atenaza: la prudencia es buena para comenzar cualquier empresa, pero es dañina si implica un no a la audacia, a la imaginación y al arrojo.

Las 5 ventajas del tímido, que los extrovertidos deberíamos conocer

  1. Los tímidos lo son, porque emplean más tiempo en observar, escuchar y analizar que en hablar. Es cierto que hablando se entiende la gente, pero también lo es que por la boca muere el pez. El secreto de un buen mensaje está en su adaptación. Cuando el tímido está observando, está escuchando con los cinco sentidos, aprendiendo lo que el interlocutor necesita, estructurando qué es y cómo es el mensaje que debe emitir.
  2. Un tímido habla menos, pero normalmente habla mejor. Y esto es porque coloca sus pensamientos, dándoles una clasificación y un orden de prioridades. Los extrovertidos colocamos el pensamiento mientras hablamos y eso nos lleva a menudo a la desorganización mental y por tanto al desorden comunicativo. Antes de hablar, piense.
  3. Un tímido conoce menos gente pero los conoce mejor. No son personas que cuiden tanto la cantidad como la calidad, y eso les hace estar más concentrados en la persona que tienen delante, así como en el aquí y ahora. Una persona introvertida aprenderá más de cualquier encuentro, que un extrovertido perdido en un montón de estímulos. Es una cuestión de energía, el introvertido la obtiene del interior y el extrovertido, del exterior. Esto hace que una persona extrovertida sea más vulnerable a los inputs que bombardean el cerebro.
  4. Los tímidos no tienen un problema de habla, tienen un problema en el motor de arranque. Es el caso contrario al extrovertido: Lo que es peor es arrancar y confirmar la sospecha de los demás: callado estabas mejor.
  5. Los tímidos son grandes confesores, y grandes oidores… la gente compra más y le gusta más estar con gente que la escucha, porque le da el rango de protagonista del encuentro, de sabio del tema, de gran conversador. La información es poder para quien la tiene. Un introvertido es una persona en la que se hace verdad aquello de dos orejas para escuchar y una boca para decir.

Pensamiento visual, herramienta para hablar

Simple, complicado, fácil o difícil, para los que saben dibujar y para los que no sabemos hacer la o con un canuto. Hay quien sabe ser tan virguero como Matti Hemmi y recoger en apenas siete minutos las preguntas más trascendentales que nos hacemos como emprendedores y hay quien no llega tan lejos, pero utiliza el pensamiento visual, para hablar más fluidamente y más tranquilamente. (más…)

Cuando el empollón no es el que más gana, es un problema de comunicación:

La inteligencia también busca amigos

  • Nunca como en estos últimos años se ha investigado tanto, se ha dicho y escrito tanto, y se ha cotilleado tanto en la materia gris y en los vericuetos de la inteligencia.
  • Cuando yo era pequeña nos hacían una vez al año un test, en los que perdíamos la mañana y los padres ganaban en sabiduría sobre esos seres a los que todos los días educaban. Nos decían cuál era el coeficiente intelectual, si teníamos muchos o pocos amigos porque a todos nos hacían apuntar con quienes jugábamos, y si se nos daban mejor las matemáticas o las letras.
  • Con el tiempo aprendí que esos test y esos dibujos también los hacían en las entrevistas para encontrar trabajo y que los participantes en ella ya sabían lo que tenían que contestar ante tal y cual mancha.
  • Y eso era lo que yo creía que era la inteligencia. Bueno, yo y la mayoría de los mortales, sobre todo los padres, que contaban mucho y muchas veces cuáles eran los números que recogían la inteligencia de su vástago.
  • Aquello se fue sofisticando, mucho… y paso a ser el interés de los grandes doctores, los premios nobel y los autores de best seller.
  • Al principio fueron las inteligencias múltiples, de los años 80 y 90 de Howard Gardner, que nos sorprendió al común de los mortales con algo que ya habían sospechado en las aulas, y que se venía comentando en los salones de las casas: que no todo el mundo sirve para todo de forma innata, que cada uno es estupendo en algo, y que todos podemos aprender, mejorar, evolucionar o limar…
  • Llegó Gardner y dijo, hay inteligencias múltiples y son: interpersonal, intrapersonal, lingüística, matemática, visual, musical, cinestésica o kinestésica, y naturalista.
  • Y vinieron entre otros Punset, Goleman, Albrecht y desarrollaron la inteligencia que más me ocupa y me preocupa, la que más me apasiona, la que viene siendo el centro de mi trabajo… la llamada inteligencia social. La inteligencia que comenzó llamándose interpersonal, que tiene que ver con la forma en la que nos comunicamos, y que necesita otro, un vosotros… para hacerse realidad.
  • Y a mí me gusta hablar de ella, centrarme en ella, contar las ventajas del buen rollo, en un mundo dominado por las redes en red.
  • Y cuando me preguntan ¿para qué sirve ser simpático? ¿para qué vale la inteligencia interpersonal? ¿eficiencia o sonrisas? , respondo:
  • El hombre es un ser social, y nadie quiere estar al lado de un toxico ni de un cenizo.
  • Las empresas en las que los trabajadores están cómodos, rinden más, y los trabajadores están dispuestos a hacer mayor número de concesiones.
  • Para vender hay que sonreír, ya decían los chinos que no se puede ser serio y abrir la tienda. La gente que más vende es la que sabe ser profesional y relaciones públicas. La gente llama a la gente, ¿Dónde va Vicente?
  • La gente muy inteligente para sí misma y no para los demás se agota en sí misma, se ahoga en el pozo de su propia erudición.
  • Los trabajos exigen de la concurrencia de muchas personas, y los equipos quieren personas nutritivas, no cenizas.
  • En igualdad de condiciones, con un currículo igual de brillante, será escogido el candidato más amable, el más proactivo, el más dispuesto a trabajar en equipo.
  • Los trabajos necesitan a personal versátil, gran programador pero gran vendedor, eficiente ingeniero y eficiente conversador.
  • Las maquinas han podido comenzar a hacer trabajos humanos, sustituyendo a la razón, pero no al corazón. Las máquinas todavía no han podido suplir la inteligencia intrapersonal, social.
  • Vivimos en una sociedad interconectada, donde el que no quiere compartir, no quiere estar, no existe.
  • No se trata de ser un risitas, ni un cachondo… se trata de ser simplemente nutritivo.
  • Los directores generales de empresas, los líderes con repercusión mediática son seres amables y con dotes comunicativas, o son los más inteligentes de la empresa.
  • ¿De quién te acuerdas más de Guille el empollón, o de Mariano el campeón?
  • No es el que el saber esté denostado, es que se expenden títulos como rosquillas en todas las partes del mundo, a cada minuto, a cada paso… pero no se encuentran personas capaces de escuchar, ceder y consensuar a cada paso…personas capaces de convalidar sus estudios en la calle.
  •  Ahora ya más mayor, me he dado cuenta de que aquellos empollones, de diez en matemáticas y cero en recreo… no tuvieron tan buena acogida laboral, como aquellos más mediocres pero más simpáticos, más fluidos, más expresivos…
  • Antes se valoraba a un tío serio, ahora se valora una persona capaz de integrarse en equipos.
  • Ahora que hay mil ingenieros por cada puesto, y cien mil periodistas para cada línea… el plus que a todo el mundo le piden es su capacidad para comunicar –idiomas incluidos- y la calidad de su energía. El título de ingeniero o periodista te lo da la facultad, el de ser social hay que currárselo cada día.
  • El tema tiene múltiples facetas que iremos desarrollando. Pero hay dos citas que me parecen útiles, y dos veces buenas, por lo breves que son:
    • “Perdona por pedirte peras. No sabía que eras un olmo”, de la poetisa Ajo, lo más de lo más.
    • “Si juzgas a un pez por su habilidad de trepar un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es estúpido.” Albert Einstein.
    • Las dos me parecen estupendas para hablar de las inteligencias múltiples, inteligentes, breves, para tomar de un bocado.

 

¿Por dónde empiezas a crear tú marca personal?

  • Si estás leyendo esto, es porque crees igual que yo, que Tom Peters tenía razón. Las grandes empresas lo entendieron desde mucho antes, hay que diferenciarse, hay que contarlo… hay que darse a conocer, para que la gente sepa que existes, que estás en el mercado, que pueden elegirte…, recordarte, recomendarte, seguirte.
  • En tiempos de tu padre, tu padre trabajaba en una fábrica toda la vida. Y era Pepe, el de Fagor. Y molaba porque era el de Fagor, igual que era el hijo de Mari “la de la casa azul”, o el nieto de Pepe el notario. Eso era para siempre, era su marca y su mote hasta el fin de los tiempos.
  • Pero el cuento ha cambiado y mucho. La crisis económica ha dado a luz un nuevo mercado laboral, donde ya no hay trabajo para toda la vida, ya hay proyectos y clientes que cambian de mes en mes. Ya no hay trabajo para toda la vioda, y la vida laboral es cada vez más larga y más confusa, con un currículo que llena muchas líneas de nombres y facetas distintas. En los tiempos que corren es muy probable que el sujeto de este cuento, tu, seas un ex trabajador de Fagor, de una gran multinacional o un pequeño despecho. Un ser reinventándose, reinventado o reorientándose… quizá ya eres delineante, director de marketing o jefe de ventas.
  • Pero no eres el único, verás.
  • Llevas el título de delineante bajo el brazo…conseguido hace 15 años… con un autocad, que se está convirtiendo en tu mayor enemigo por lo mucho que corre reinventándose versión tras versión y cargándose de una línea el trabajo de muchos.
  • Así es que ya lo de Pepe el de Fagor, pasa a la historia, ahora eres Pepe “un delineante”, y o eres Pepe con algo especial, o eres Pepe delineante, que se va a su casa a ver cómo pasan las horas y los meses muertos.
  • Pero no sólo hay que decir que te reinventas, como hace la Cocacola sacando productos nuevos, tienes además que decir que existes, con un nombre, con una forma de hacer, con un distintivo… con una marca personal.
  • ¿Qué cómo lo haces?
  • Evalúa tu pasado, tu experiencia, tus mayores logros, tus errores, tus oportunidades, tus debilidades. Los listos, listísimos le llaman hacer un Dafo: controlar qué tienes, qué necesitas, qué te falta, qué puedes hacer para mostrar, demostrar, o perfeccionar lo mucho que vales.
  • Fíjate sobre todo en qué sabes que eres bueno, en lo que el tiempo se pasa volando, aquello en lo que los amigos te dicen que eres un crack, que los jefes han destacado…que los clientes necesitan, que la competencia carece…
  • Piensa un momento cómo eres en distintas facetas de tu vida, y cómo te gusta que te vean…
  • La marca personal implica que hay más personas, un público, un cliente, una competencia, una diferencia, compañeros… unos códigos. Se realista, piensa en qué puedes ofrecer y para quién. Si tienes público o cliente, cómo tienes que adaptarte, cómo encontrarlo.
  • Hay que mirar el mundo con ojos nuevos, con la técnica del cómo si, con la imaginación… la asociación de ideas…
  • Practica el auto-marketing: La forma de distinguirte para que te escojan
    • Una identidad muy marcada: Cómo nos llamamos.
    • Quiénes somos.
    • Qué trabajo hago.
    • Con qué valores.
    • Cómo lo vamos a comunicar, la estrategia social.

Y entonces, solo entonces:

  • Define tu destino: dónde, a quién y para qué quieres llegar.
  • Definir un plan de acción: Tu currículo en Linkedin, networking y redes.
  • Establecer los objetivos: personales y profesionales, que sean cuantificables, y realistas.
  • Establece metas: a corto, medio y largo plazo, por escrito, en la búsqueda de compromiso contigo mismo.
  • Piensa en ti como en una gran empresa: algo de tiempo para el sector de innovación por la tarde, relaciones y ventas por la mañana, cuentas por la noche…