- Visualiza el éxito de tu discurso, para que quede asentado en tu subconsciente.
- Antes de comenzar a hablar, comienza a escuchar a la sala: cuánto tiempo llevan sentados, si hace calor, si es la hora de comer, si están cómodos, si se escucha bien.
- Si piensas que puedes ser invitado a tomar la palabra, empéñate en escuchar todavía mejor las características de tu audiencia. Prepara en tu cabeza una pequeña alocución de no más de tres o cuatro minutos.
- Ideas claras, conocimiento de la audiencia y naturalidad son las bases de un buen discurso.
- ¿Qué pretendes? Entretener, informar, convencer o persuadir. Fíjalo y hazlo.
- Que seas el centro de las miradas no significa que seas el centro del mundo. En el proceso comunicativo lo más importante es el receptor, la audiencia.
- Los ponentes que se creen el centro de la conversación desarrollan la sordera del ego.
- En la presentación calma los cerebros, da una planificación general. La gente necesita saber a qué deberá prestar atención. Necesita establecer un camino lineal.
- La calidad de tu discurso dependerá de la calidad de tu respiración Cuando hay miedo hay tensión y esta se come la energía y la imaginación.
- No sólo comunicas con tus palabras, comunicas con todo tu ser.La comunicación no verbal es la que da más datos sobre ti, cuida la coherencia entre lo que haces y dices.
- Tu intervención comienza desde el momento en que entras en la sala, cómo andas, te sientas, miras… el público comienza a conocerte.
- El orador tiene miedo al ridículo, a quedarse en blanco, a las críticas propias y ajenas. La audiencia no es un enemigo, la audiencia es el receptor de tu proceso comunicativo. Una comunidad unida puntualmente por el deseo de saber.
- De dos a 10 segundos para formarte la primera impresión. No hay una segunda primera impresión.
- La mejor improvisación es la que no existe.
- Concéntrate en los puntos a mejorar, practica todos los días. Cuando se tiene miedo, el tiempo que pasas sin corregirlo, lo engorda.