En un mundo hipercomunicado, con tantos medios y multimedios para poder charlar, estamos llegando a una banalización de la comunicación en los trabajos y en los negocios.
Yo entiendo que en el siglo XXI las relaciones horizontales en los trabajos, han sustituido a las más encorsetadas relaciones verticales del siglo XX. Es cierto que ahora tenemos un nuevo mundo de comunicaciones que nos hablan de la necesidad de establecer empatía y cercanía con los posibles clientes. Es evidente que, junto a estas llamadas a la sonrisa perfecta, tenemos los emoticonos de los ordenadores y de los teléfonos inteligentes… Lo que me pregunto es si tanta verborrea y tanta carita de emoticono sirve para mejorar o empeorar las comunicaciones en los trabajos.
A mí personalmente las respuestas a preguntas que solo llevan emoticonos de dedos hacia arriba, ojos guiñados, etc. se me antojan incompletas. Pongan emoticonos en su vida si lo desean, pero que sea para completar mensajes, dar ideas de estado de ánimo, levantar sonrisas o cejas, pero no para desarrollar frases completas. La gente que contesta solo con emoticonos me parecen infantiles, o cansados o hartos de tener que trabajar tanto. Y tanto parecer infantil como parecer sobrepasado no es bueno de cara a los clientes o proveedores.
De la misma forma, en los emails, me doy cuenta de que la gente no respeta “el asunto”. De mi otra vida, cuando era periodista y recibía tantas notas de prensa, me quedó el gusto por los emails que llevan asunto, para que al destinatario le quede claro la pertinencia u urgencia de lo que se escribe.
De hecho, en un mundo tan infoxicado como éste, donde tanta letra y tanto emoticono han acabado por empacharnos, sería bueno saber que el email que no lleva asunto tiene mayor riesgo de ser tirado a la papelera. El email que tiene un asunto mal enfocado puede ser no leído. El email que tiene un buen titular, o varios tags o palabras que indiquen lo que desarrolla el cuerpo de texto tienen más probabilidades de ser abierto y leído.
Como digo en los cursos que ofrezco para emprendedores. en comunicación la regla de oro es hacerse entender, hacer todo fácil, saber suplir la distancia o la ausencia con una buena explicación.
Una buena explicación no es una verborrea de diez párrafos. Un buen email debe ser conciso, claro, sencillo… con un lenguaje univoco, es decir que no se dé a múltiples interpretaciones…
¡Ah! Y, por cierto, un buen email es el que llega. Tengan cuidado con el nombre que les ponen a sus direcciones de correo, porque hay gente que tiene nombres tan complicados que son difíciles de retener, y escribir bien.
Estoy a punto de guiñarles el ojo del emoticono 😉 , porque, sí, señores, claro, en comunicación casi todo, es sentido común.