La comunicación no verbal es la más sabia, la que ofrece la verdad o la mentira de lo que decimos en un escaparate. La que da más datos al receptor, la que según el psicólogo alemán Albert Mehrabian ofrece el 90 por ciento de los datos en la comunicación. Sólo un siete por ciento de la información proviene de las palabras, el resto proviene del tono, de los hechos, de los silencios, de las posturas, de las miradas… de lo que la comunicación verbal no pudo ocultar…

¿No ha habido nadie que le pudiera poner al rey emérito y a la roja, las pilas por sus gestos… es decir, por la ausencia de gestos?

En las recientes fechas el rey emérito Juan Carlos dejó claro su cansancio, su hastío de este final de temporada… no hubo calor familiar… Las dos reinas, la emérita -y hasta ahora esposa-; la actual -y hasta ahora nuera-, fueron más generosas en el aplauso y en el beso… más prodigas en los gestos…
Gestos que estuvieron ausentes en el monarca, como cuando uno está triste y sin aliento… como si el final del reinado coincidiera con el final de una familia… me recordó a los Buendía de García Márquez, ese realismo mágico del que tanto disfruta Isabel Allende.

Y luego están los negros sucesos de la roja. Su silencio atronador ante la oferta de ofrecer sus primas para pagar bocadillos… se convirtió en una profecía auto cumplida… da igual lo que pasó después, da igual que no ganarán nada… el silencio de la roja ha sido una bofetada para miles de seguidores que esperaban de los héroes el comportamiento de los grandes… No hubo goles, pero tampoco prometieron jamón. La falta de palabras y de gestos ante una sociedad con más de dos millones de niños hambrientos ha sido un mensaje negro para la roja… Solo cuando se den cuenta del daño que le han hecho a su marca querrán dar marcha atrás….

Como desearían también volver sus pasos en ese aeropuerto en el que dejaron a seguidores, incluidos niños e inválidos con las caras pintadas y el corazón marcado por la desilusión. No aparecieron, no comparecieron… salieron por la puerta de atrás… mala comunicación, mal gesto, hastío también de final…

El último gol en propia puerta se lo metió la comunicación verbal…