Hace unos años, pocos, recuerdo que entré en un despacho y me dijeron… “no te pago por pensar, te pago por hacer lo que yo digo…” Quizá me dejaría llevar por el ego si dijera que mi idea era fantástica, pero era fan, era una idea destinada a hacer mejor algo, según mi saber y entender…
Quizá las empresas y los empresarios no tienen tiempo para atender todas las ideas que se les ocurre a los trabajadores, o quizá si… si piensan que el trabajo colaborativo suele dar grandes frutos.
Piense un momento, si cuatro ojos ven más que dos, cuánto más verán los de un grupo de trabajadores. Vuelva a pensar, si usted hace publicidad en redes, cuánto mejoraría la viralidad de sus mensajes y su marca corporativa si sus trabajadores también estuvieran interesados en clickear lo que su social media pone…
Hagamos un intento más, imagine que las cosas no van bien, quizá sería de agradecer que los propios trabajadores se implicaran en aumentar las ventas de la empresa, hablando bien de ella, hablando de los productos….
Hay trabajadores que van de ocho a tres y otros que van de nueve a nueve … y a pesar de vivir de…, en…, entre…, para…, por…, según…, su empresa, con horarios muy claros o con horarios de esos que se dicen “de siempre a siempre” son currantes de una empresa a la que no quieren.
Nadie obliga a querer a su empresa, nadie y menos en un mundo como el actual plagado de ERES, despidos en viernes o contratos de días y horas. Nadie obliga, pero lo que si es cierto es que las empresas que consiguen crear fans, trabajan mejor, tienen mayores beneficios, mayor visibilidad, una marca corporativa más consolidada y unas marcas personales, las de sus trabajadores, más capaces de brillar con luz propia y de revertir mayores ganancias, relaciones y creatividad a la propia empresa.
El concepto de trabajador como embajador de marca es cada vez más importante, toda vez que el siglo XXI es el de la sociedad de la información, la sociedad en red y los trabajadores tienen también sus propias redes sociales. Si hace unos años las relaciones con la empresa se dilucidaban sobre todo en las grandes asambleas de trabajadores, hoy las voces de los trabajadores se ven en Internet.
Un buen embajador de marca es aquel que está contento de trabajar en la empresa y lo dice, es aquel que coincide con la misión y los valores de la empresa para la que trabaja y lo muestra, es aquel que se siente a gusto y lo resalta, es la empresa que sabe respetar y sacar brillo al talento de sus trabajadores y lo destaca.
Recuerde que un embajador es un representante de un país en otro, un embajador de marca es un portavoz de su empresa en el exterior. Y puede ejercer su embajada de muchas maneras, en las redes, en las conversaciones con los amigos o como portavoz de su empresa en certámenes o en los medios de comunicación. Pero además los embajadores contaban en sus países lo que veían en el extranjero, eran grandes networkers y sabían establecer alianzas para que los intereses de sus países de origen fueran respetados. Como embajadores de marca, los grandes profesionales pueden ponerle en contacto con perfiles de vanguardia, perfiles únicos, empresas con las que establecer alianzas.
Últimamente también están destacando con fuerza la personalidad y la fuerza de los embajadores de marca en las iniciativas de responsabilidad social corporativa. Desde Rocío del Cerro Comunicación trabajo con grandes empresas en iniciativas sociales destinadas a mostrar sus valores.
Bien, pues cuando son los trabajadores mismos los que hablan de su empresa, la credibilidad y la presencia de éstas en los medios crece. Ilunion Hotels tiene por ejemplo muchos embajadores de marca, trabajadores que participan en diversos eventos deportivos como #somosheroes y que hacen que la sociedad vea reflejado en ellos los valores que propugna la propia empresa: el éxito de las capacidades diferentes, la fuerza del trabajo en equipo… Bien pues cada trabajador que ha participado es un embajador de la marca Ilunion Hotels. Míralo, en el vídeo donde se recoge la aventura de los trabajadores de Ilunion Hotels haciendo el camino de Santiago en bicicleta. Llevan el logo, hablan de su empresa, unen los valores de la misma a los valores del deporte, presentan una imagen positiva, alegre, llena de vida. https://youtu.be/FMT8i649W2A
Convertir a los trabajadores de su empresa en embajadores de marca, habla de inteligencia, de respeto y de ganas de sumar fuerzas. El liderazgo desde la cúspide, caracterizado por el ordeno y mando… ya no tiene cabida. El mundo de la empresa necesita un liderazgo más transversal, con multitud de portavoces haciendo más grande el mensaje y más viral la presencia. Ya no hay una tele hay muchas y hay muchos canales multimedia, influencers, blogs… De hecho, hay empresas que están comenzando a dar clases y argumentarios a sus trabajadores para que puedan hablar de determinados aspectos de la empresa. Los hay que simplemente alientan a los suyos a hacer piña entorno a la empresa. Por fin existe el convencimiento de que el fin de la empresa es vender, sí; pero también retener el talento… y eso lo hace mejor un trabajador que piensa, que otro al que se le paga por no pensar.
“No te pago por pensar”, esta frase no solo era una bofetada de mala educación, sino que eran ganas de tirar por la borda puntos de vista que podrían tenerse en cuenta…, incluso para desecharlos.
Ahora que el mundo de la empresa ha cambiado tanto, que a veces no hay lugares físicos de trabajo, ni compromiso para toda la vida, sino solo proyectos; los curritos son también embajadores de los productos, de la forma de trabajar de la empresa, de lo que hay dentro de ella. Ahora que la publicidad de las teles puede eludirse a golpe de mando, tener un embajador de marca, es importante. Lo mire por donde lo mire.