Cuando calladito también estás guapo y te haces más fuerte

 

En las clases de comunicación uno de los factores que siempre se deja fuera es el silencio. Pocos se acuerdan de darle su lugar. Sin embargo, el silencio es un elemento importante para la comunicación y la reflexión.

A la  hora de hacer presentaciones eficaces solemos estar muy pendientes de qué decir, cómo decirlo, que las palabras fluyan mucho y sin descanso para que se sepa que uno sabe y lo sabe de carrerilla y que no necesitamos ni siquiera respirar para pasar de uno a otro tema. Nada más equivocado.

Para hacer una presentación eficaz recuerdo en todas mis clases es necesario tener en cuenta el silencio. El silencio para una sonrisa, para una mirada que abarque al público, para ordenar ideas de forma sencilla, para cambiar de tema, para pedir la interacción del público, para escuchar una pregunta, pero sobre todo … para hacer una pausa que antes llamábamos dramática y que ahora llamamos inteligente.

Cuando haces una pequeña pausa no solo añades intriga sino que sumas atención. Una de las formas más educadas de pedir atención es precisamente el silencio. Al callarte la persona ocupada vuelve a ti porque se pregunta porqué paró la retahíla,  la persona que tienes enfrente sabe que algo importante vas a decir, la persona que sabe conoce que es la antesala de una síntesis, de un broche, de algo que vale la pena.

Normalmente cuando vamos a exponer nos preocupamos solo de lo que vamos a decir, y yo animo mejor a pensar que es lo que no necesito decir, y cómo voy a colocar las ideas que quiero que lleguen para que todo quede mejor. Pero además ese orden y esa secuencia necesitan espacios en blanco, respiraciones y silencios para marcar el cambio de tema o para convertir la presentación en algo  sentido, preparado con cabeza y corazón.

Dicen que cuando uno calla, otorga. Te otorgas un espacio para pensar, para recolocarte y  convencer. Hay un minuto de poder para elegir el camino a seguir ante cualquier conversación, discusión o amenaza. Hay unos segundos de silencio en el que tienes el poder de elegir cómo ser y cómo comportarte. Segundos de silencio que te harán recobrar la calma, saber qué es lo que no debes decir, hacerte poderoso. El silencio te hace ser dueño de las palabras que no dijiste y de la respiración que llega hasta abajo, te hace contar hasta tres y sustituir el pronto por el argumento más razonado.

El silencio en una conversación es lo que le dice a tu amigo que estás manteniendo una escucha activa, que no estás esperando la pausa para replicar rápidamente, sino que estás presente en el aquí y ahora, dejándole hablar, llegar hasta el final. En el debate es signo de educación, solo para los maleducados es signo de ignorancia.

El silencio largo es el que indica que una relación o una comunicación ha terminado, aplicar ese silencio es cuestión de cada uno… pero en esos casos cuanto más tiempo dura más grande se hace la brecha.

Administra los tiempos de tu silencio y utilízalos cuando hables en público y en privado. Calla la voz interna que te critica y te juzga, ponte en silencio para pensar y también para recibir los aplausos o las enhorabuenas. Estamos tan poco acostumbrados a recibir halagos que siempre hablamos para espantarlos.

A favor de una comunicación amigable, Friendly, que te haga llegar más lejos, que te haga  más cercano. @Rocío del Cerro Comunicación, el lugar para hacerte visible  #comunicacióneficaz , #presentacióneficaz , @communicationfriendly, @comunicaciónsocial