Uno de los aspectos más interesantes de un gabinete de prensa es la preparación de portavoces. Todas las preparaciones de portavoces entrañan un reto importante. En algunas ocasiones la clave está en el tema, se trata de conseguir que un tema de los llamados “difíciles” por su complejidad, tecnicismos, novedad… pueda ser entendido, apreciado, seguido e incluso admirado por el común de los mortales que lee prensa o sigue televisión y radio generalistas.

En otras ocasiones se trata de limar la comunicación verbal o la comunicación no verbal del sujeto, o ambas a la vez. Es decir, fijar bien cuál es el objeto del mensaje, cómo y para quién se habla. Hacerlo compatible con la personalidad del que lo comunica y útil para los receptores. Aquí el aspecto fundamental es fijar el mensaje, que el portavoz lo haga propio, que sea natural en sus labios. Y para ello, hay que trabajar y mucho, la comunicación no verbal, la postura que no el postureo, la voz que no el engolamiento, la respiración que nos ofrece tranquilidad…

Son muchos los factores que trabajo en Rocío del Cerro Comunicación cuando preparo un portavoz para dar una rueda de prensa, ofrecer una conferencia o preparar un curso on line. Pero si hay algo apasionante es preparar a jóvenes para ofrecer ruedas de prensa. Eso si que es un reto. Antes de entrar en materia hay dos puntos preliminares. Para que un joven sea portavoz debe haber un hecho que haga absolutamente relevante la presencia de ese joven, sobre todo si es menor. Una presencia relevante, querida por el joven portavoz , y positiva para el mismo y para la sociedad. El segundo punto es de cajón, la necesidad de tener todos los permisos legales para que ese joven pueda ser portavoz; y su cara, sus palabras y sus mensajes puedan ser difundidos.

 Recientemente tuve que preparar a ocho jóvenes para la campaña C95StopBullying, la aventura de ocho jóvenes que de una u otra forma se habían enfrentado al bullying y como premio hacían un viaje de superación, compañerismo y peripecias al estilo de Indiana Jones por los lugares más emblemáticos de Perú.

Se trataba de convertir a estos ocho muchachos en verdaderos embajadores de la lucha contra el Bullying. ¿Cómo lo hice? Dedicando mucho tiempo, mucho interés y muchas ganas a conocerlos. Saber qué les había pasado, cómo era ahora su relación con el bullying, cómo lo definían, cómo lo rechazaban, cómo les había asustado, marcado… Aprendí cuál era su lenguaje verbal y no verbal… aprendí como hablan los jóvenes ahora, su falta de lecturas, su exceso de redes, su lenguaje visual, sus frases cortas, entrecortadas, su nobleza y falta de vergüenza para hablar de momentos difíciles, su emoción a flor de piel al recordar un pasado reciente, su capacidad de empatía con los jóvenes acosados y con los complicados pasados de los acosadores, su conocimiento real de lo que sucede en las aulas, en las redes,  y de lo que es necesario decir para que la epidemia del maltrato pare, sus ganas de ser embajadores…su verdad, sus posturas nerviosas, su risa sin freno, su balanceo…

Le dediqué tres fines de semana, para prepararles para una rueda de prensa, que fue un éxito. ¿Qué hice? Les dejé hablar, hablar del bullying con sus palabras, no con las mías… hacer más grupo de trabajo que clase particular…

¿Por qué? Porque a un joven hay que dejarle ser un portavoz joven. No hay mayor desastre que hacer un joven reviejo, con palabras de persona resabiada, contaminarles con principios y prejuicios de quien no ha vivido esa situación…

Lo fundamental es preservar su verdad y su nobleza, sin dar pautas de lo que deben decir, sin corregir sus palabras… solo haciendo que hablen una vez y otra más… hasta que su propio cerebro encuentre el camino, ordene los pensamientos, ponga palabras a los puntos suspensivos, y hagan suyos los mensajes.

Hablaban y exponían lo que les había ocurrido, lo que no querían que ocurriese jamás, los consejos para los jóvenes, las reprimendas para quienes cometen bullying y maltrato…

Muchas horas de trabajo, de sonrisa y vuelta a empezar. Y entonces ellos, se dieron tiempo, espacio y ganas para convertirse en grandes portavoces. Jóvenes capaces de decirle a otros jóvenes basta ya de acosar al débil; grandes embajadores para decirle a los acosados que no estaban solos, valientes que contaban historias verdaderas de cuando fueron acosados, acosadores o mediadores. Poco a poco fueron corrigiendo sus posturas, hablando con la mirada alta, la escucha activa, sin retorcer las manos, ni agarrotar los hombros, ni meter el pecho… Consiguieron relajar el cuerpo, sacar voces más nítidas, expresarse con mayor claridad, hablar con mayor fluidez…

Conseguimos entre todos poner el foco en lo que de verdad importaba.

Estos jóvenes y su lucha contra el bullying salieron en 348 noticias de televisión, radio y prensa y consiguieron 186 millones de impactos en medios tal y como consta en la web de la empresa que me contrató, Trex Exploring. Fueron elegidos para formar parte de la campaña de Mediaset España Se buscan valientes, y hoy por hoy son chicos y chicas comprometidos en la lucha contra el acoso escolar. Grandes portavoces, embajadores de StopBullying.

Yo también aprendí mucho porque los jóvenes son grandes maestros. Gracias.