La comunicación uniforme o el uniforme de la comunicación:
Logros y excesos de la sociedad de la información.
Venía barruntándolo, y este verano he sido más consciente que nunca. Los móviles hacen cada vez el mundo más pequeño, la comunicación más fluida y crean más necesidad de llenar de contenido a la red. Hablas con cualquiera y salen tres palabras en inglés, un modismo en francés, o una frase en italiano.
Los más jóvenes escuchan canciones en inglés, estudian idiomas en los colegios y tienen amigos y familia en cualquier lugar del globo. Hablan con ellos por Face, por Messenger, por todos los canales que tienen abiertos.
Este verano yo misma me he dado cuenta cómo familiares que viven lejos, saben español por lo que escuchan de salsa, de reggaetón… y aunque las letras son para olvidar, dejan palabras (algunas para olvidar) que se les quedan en el cerebro.
Cuando ofrezco cursos de comunicación y visibilidad a los más mayores, me doy cuenta de que predomina el castellano, pero cuando los cursos son para jóvenes emprendedores la situación cambia… y me veo sumergida en un mundo dominado por el “espanglish”. Los paradigmas cambian y ellos traen nuevas palabras, los avances tecnológicos cambian, y ellos traen nuevas palabras… y me doy cuenta como la torre de Babel se va deshaciendo por la necesidad imperiosa de comunicar todo lo que se hace y se siente hasta quedarse vacío.
Hay una suerte de nuevo esperanto o de esperpento, creado a base de necesidad y de costumbre. En un estudio práctico y en absoluto académico he llegado a la conclusión de que un joven no utiliza más de cinco mil palabras distintas al día … y no todas ellas pertenecen a un mismo idioma, forman parte de un nuevo idioma que se crea cuando nace un mundo nuevo. Hay palabras traídas de todas partes por la red, y luego todo un conjunto de onomatopeyas y acrónimos que son comunes a todos ellos en todas partes del globo.
La sociedad de la información ha traído un mundo que se unifica, que pierde la singularidad, que simplifica, que pone las mismas palabras en todo el globo para llegar a todos, para crear redes y también para vender más. Comunicación uniforme, poner uniformes para que no haya distinciones, homogeneizar pensamiento y costumbre, no distinguir para unificar mercados y clientes… unir.
Ya no son idiomas lo que se aprende, son lenguajes, el lenguaje tecnológico, sanitario, de la juventud, del desarrollo personal, del marketing…
Atrás queda la individualidad, los idiomas identitarios, los vocablos locales y las frases regionales… Van quedando atrás los idiomas tal y como los conocíamos.
Ahora ya no hay anglicismos, vivimos en un anglicismo acaparador.
Este verano, con horas de coche con adolescentes de países diferentes, entre conversaciones y música, me di cuenta de que el inglés quedaba para los estudios y el castellano para los sentimientos.
Y entonces pensé en cómo el idioma evoluciona y me pregunté si la sociedad de la información está dando a luz un idioma que ha nacido de la necesidad de comunicarse rápidamente en todas partes, que evolucionará dejando atrás lenguas muertas y que pondrá de moda una sociedad conectada, simplificada y apta para el consumo rápido de ideas, productos e información. Un idioma único, un pensamiento único, una sociedad única, un progreso único, un desastre único.
Cuando los países emergentes de África evolucionan no lo hacen hablando su idioma, lo hacen adaptándose al idioma que recoge todas las palabras que están en el mundo que miran como referencia. Me impresionó cuando vi un reportaje sobre el Hotel de las Jirafas en Kenia, Hoteles en los que trabajan guerreros Masai, ver que estos guerreros utilizan el marketing, y hacen check out y fotos con flash en su contacto con los clientes …y me pregunté si la introducción de esas palabras suponían pasos en el abandono de su mundo tradicional.
¿Sería una evolución o una involución? ¿Qué idioma hablarán mis nietos? Nos quejábamos de que los chicos tienen menos vocabulario, porque leen menos libros… pero se comunican más porque están más conectados con todos los lugares del mundo.
Dicen que los esquimales tienen muchas palabras para definir la nieve porque saben apreciar su diferencia, aquí diferenciamos entre querer y amar. Mi sobrina, americana, me dijo… ¡qué complicación de vida, allí decimos I love you para todo el mundo!.
Y entonces pensé qué fácil y qué atroz dejar morir palabras que denominan sentimientos, que ofrecen matices y enriquecen la vida. Nos explicamos con palabras, recordamos y soñamos con ellas… si nos las cambian, también cambiaremos nosotros. Estaremos juntos, pero más vacíos. O estaremos asistiendo al nacimiento de otra forma de entender y de entendernos.
Rocío del Cerro Comunicación.