Simple, complicado, fácil o difícil, para los que saben dibujar y para los que no sabemos hacer la o con un canuto. Hay quien sabe ser tan virguero como Matti Hemmi y recoger en apenas siete minutos las preguntas más trascendentales que nos hacemos como emprendedores y hay quien no llega tan lejos, pero utiliza el pensamiento visual, para hablar más fluidamente y más tranquilamente.

A la hora de hacer presentaciones, el pensamiento visual, escrito o grabado en el cerebro, en un mind map, es una gran forma de ahorrar sustos y esfuerzos.
Muchas escuelas de negocios y muchas empresas, han decidido dar la espalda a las presentaciones audiovisuales, y prefieren que el único cañón, sea el torrente de voz de quien les habla.
Pues a la hora de hablar en público uno tiene que llevar muy bien aprendida la lección, la base de una gran presentación es tener la lección aprendida y masticada, y los puntos muy bien ordenados en la cabeza.
¿Y qué tiene que ver esto con el pensamiento visual?
Verán, no hay nada peor a la hora de subirse a un estrado, que tener tu futuro en manos de unas hojas sudorosas a los que los nervios y la falta de vista te impiden echar un ojo cuando más se le necesita. Por eso es importante ahorrarse folios que se arrugan, se caen o se pierden… y llevar impreso o tatuado en el cerebro toda la intervención.
El mind map sirve para crear, para ordenar, pero también como ayuda o chivato a la hora de dar una charla, ofrecer un curso, hacer una presentación…
Cuatro o cinco palabras, recogiendo las tres o cuatro principales ideas pueden servirnos para sacar adelante una alocución, con una mente bloqueada y unos nervios patosos.
¿Cómo te lo explico? Jajaja, una imagen, vean vale más que mil palabras