Se nos olvida que cuando a un niño le ofrecemos un guion, lo borda. Si le dices a un niño que es malo, se convertirá en el malo, si es torpe se convertirá en el torpón.

Cuidado con lo que decimos, porque lo interiorizarán y lo cumplirán al pie de la letra.

En los cursos de comunicación que ofrezco insisto en que la comunicación comienza por uno mismo, cómo nos hablamos, lo qué nos decimos. Pensándolo bien no nos corregimos nada y si nos corrigiéramos más el mensaje interno que nos mandamos, los resultados de la vida serían mucho mejores. Lo escribo, además, para volver a tatuármelo en el cerebro, porque dicen que lo que se enseña se aprende mucho mejor. Enséñenlo también ustedes y grábenselo.

Ahora que comienza el curso, recuerda: habla a tu hijo de forma que le potencie. No como un amigo, como un padre, alguien que le conoce bien, que le quiere mucho, y que sabe las palabras que potencian o hunden. Déjale que mire la vida con la V de la victoria en los dedos, que se coma el mundo con tus palabras de aliento y enseñándole a hablarse bien desde el primer día de clase. Si se dice yo puedo, las matemáticas serán un reto, no un problema inalcanzable.  Si establece metas, establece la disciplina para llegar a ellas.

Habla también de la empatía en el primer día de curso, de las reglas de juego de una buena comunicación y una buena inteligencia social. Recuerden que no solo les llevamos a los centros educativos a aprender materias, les llevamos sobre todo para que aprenda a ser personas que valgan la pena. Para aquellos que solo se fijan en las notas, les diré que los grandes puestos no solo los ostentan los listos con grandes índices de inteligencia; los grandes puestos los ostentan las personas que tienen liderazgo, que son sabios emocionalmente, que saben unir personas y rodearse de los más grandes. De hecho, en las empresas te escogen por lo que sabes y te echan o te relegan por tu capacidad de hacer equipos.  Lo que se dice, cómo se dice forma parte de nuestras relaciones con la gente. Relaciones en la clase y en las redes, en los primeros grupos que se forman en los patios, en los WhatsApp que montan para hablar de sus cosas y donde a veces nacen las semillas de la separación y la discordia.

Mantén los oídos abiertos a los calificativos que emplea para hablar de unos y de otros, a la forma en la que habla de sí mismo… las palabras no son inocentes ni neutrales, las palabras dan pistas sobre lo que nuestros hijos hacen y piensan.

Enséñale a tener una buena comunicación interna y externa: no al sabotaje interno y no al bullying, porque hay palabras que son como piedras sobre uno mismo y sobre los demás. Hieren y a veces matan.

No es magia, es trabajo, en @Rocio del Cerro Comunicación lo sabemos. De hecho, cuando voy a los institutos a impartir talleres sobre inteligencia social, sobre la importancia de comunicar bien hacia dentro y hacia fuera, adivino en ellos que la charla les hace click. Para ellos es muy importante aprender a hacer una buena gestión de la comunicación, de hecho, es la base para la acción.

Es un tema apasionante, que seguiremos tratando. Lo avanzo.