Siempre que comunicamos hay que pensar muy bien lo que se dice. Pero si es comunicación empresarial, laboral… hay que extremar todavía más el cuidado. Hay que pensar muy bien lo que se dice, a quién se dice, cómo se dice y por qué.
Este post no intenta mover a la desconfianza, al revés, las amistades como los negocios solo pueden realizarse en un clima de confianza mutua. Lo que ocurre es que mucha gente tiene calentones de lengua a la hora de intentar cazar al cliente.

  • No ofrezcas algo que no puedas hacer, es mejor decir no, o buscar una alianza… que sellar un compromiso inalcanzable.
  • Una mentira, o una media verdad equivalen a perder a un cliente.
  • El cliente siempre tiene la razón, y cuando no la tiene, hay que mostrarle nuestro punto de vista, recogiendo y devolviendo sus argumentos.
  • Adáptate a lenguaje, los tiempos y las formas de tu cliente… no será el quien se adapte a ti. ¿Para qué está la empatía?
  • Responde rápidamente a las críticas, sobre todo si son en Internet… ofreciendo soluciones, garantías… recuerda que un comentario negativo, una dejadez… incrementa por cien la potencia de ese mensaje. Fíjate como las empresas, las grandes empresas tienen cada vez más en cuenta su reputación digital. Una mala reputación digital es una mala publicidad para tu empresa. Y no quiero ni pensar, que hayamos llegado al punto de crear redes sociales, para darnos tiros en los pies.

La comunicación sirve para que tu empresa respire y viva, no para matarla… porque por la boca, muere el pez.