A menudo nos preocupamos mucho, de lo que decimos de boca para afuera, sin darnos cuenta de que esto es el resultado de la comunicación interna, de la forma de hablarnos a nosotros mismos, y de la forma de estructurar internamente el mensaje.

Interno, interno… porque hemos escuchado muchas veces que quien domina su cabeza, sus nervios, su talante es quien triunfa, pero pocas veces nos hemos detenido a pensar en nuestro interior.

En mis cursos sobre oratoria y telegenia, siempre comienzo recordando que para hablar bien en público hay que pensar bien en privado, y que por tanto es muy importante saber ´qué queremos decir, organizarlo en nuestro interior, y establecer también, el cómo.

Vayamos por partes. En la comunicación interna como en la externa lo más importante es lo que se quiere decir, poner foco en lo que se quiere explicar, conocerlo bien, saber resumirlo, ordenarlo, tener en cuenta a quien me va a escuchar y contarlo.

Pues bien, la parte más importante es que quien te escucha eres tú mismo, y cuando nos hablamos muchas veces no nos damos cuenta de lo mal que hablamos, de lo que nos maltratamos, de la confusión que alentamos cuando nos aturullamos y de las repercusiones que esto tiene para tu futuro. No pensamos con claridad, porque no nos hablamos con claridad. El estrés está directamente ligado con la forma de hablarnos a nosotros mismos.

Si te estas tratando todo el rato de incapaz, de tonto, de inseguro, eso será lo que transmitas a los demás. Si no sabes ordenar tu pensamiento, esa mente mono, que salta de un lugar a otro, también se verá en tu incapacidad para gestionar el tiempo, para terminar tareas, para hablar con seguridad a los clientes. Muchas veces aprecio a personas muy válidas boicoteadas por ellas mismas, chantajeadas, temerosas de quedar mal consigo mismas… como si el ego no les dejara en paz, como si una vocecita interna estuviera todo el rato martilleando.

¿Cómo te hablas, que caras te pones, qué gestos? Efectivamente pensamos a través de signos lingüísticos, de signos, de gestos y todo ello hay que tenerlo en cuenta. En la comunicación interna como en la externa, también hay una suerte de división entre la comunicación verbal y la no verbal. Si quieres saber más ponte en contacto con nosotros, Rocío del Cerro comunicación.