La comunicación tiene muchos nombres e incluso apellidos, muchos tipos, maneras y colores… pero hoy vamos a fijarnos en las que más utilizamos.

La comunicación asertiva, es la comunicación ideal. La que se basa en la escucha activa, la que escucha con los oídos, con los ojos y hasta con el olfato, el tacto y la postura… qué es lo que siente, necesitas, espera, desea, quiere escuchar nuestro interlocutor.

Es la comunicación propia de las personas educadas, que callan cuando el otro habla, que hacen gestos de estar atendiendo y entendiendo, que repiten la última palabra, y que escuchan no solo para responder sino para ponerse en la situación del que comunica.

Este tipo de comunicación, la asertiva, es la que comunica más y mejor con menos palabras… porque se basa en la escucha, no en el torbellino ni en la verborrea. Permite adoptar mil perspectivas, ampliar el entendimiento y captar mejor todos los matices de la comunicación.

Es fundamental a la hora de la venta, donde en contra de lo que pensamos hay que observar y escuchar más y hablar menos. Es el cliente el que nos va a ir dando más datos sobre su persona, sus costumbres… solo hay que observarlo, escucharle de verdad, dejarle que se exprese…y ofrecerle lo que necesita.

La comunicación dominante, es propia de los que hablan y hablan sin parar, no comunican porque no escuchan y no se adaptan a las necesidades de su interlocutor. El 60% de las compras se pierde por un mala comunicación, porque el vendedor no da en el clavo de lo que la persona necesita, porque no se adapta a los usos, costumbres, principios, maneras, dolor, expectación del comprador… ¿por qué? Porque no le escucha.

Denota además lío mental, desorganización de los argumentos, poco respeto por el tiempo de los demás y por la salud de las propias cuerdas vocales. Y eso porque las personas que hablan sin parar, normalmente aprovechan ese acto de comunicación para ordenar el pensamiento, olvidando que para hablar bien en público hay que pensar bien en privado. Y además al ser propio de personas muy impulsivas, hace que parezcan agresivas en las formas y maneras. Pero es que en el apartado de la salud también incide… este tipo de comunicación es muy propia de las personas que tienen nódulos y ronqueras continuas… demasiados golpes al hablar y demasiada verborrea producen cansancio en el aparato fonador.

Mucho trabajo para pocas nueves. Si su propia salud se resiente… ¿cómo cree que se resentirá la de los demás? ¿Cómo se traduce eso en las ventas? Analicemos como nos comunicamos, y cuál es el eco que encontramos. Después, usted decide.