Realmente usted no lo sabe, o si lo sabe, pero lo piensa poco, como lo pensamos los demás.

Reconózcalo. Cuando pensamos en comunicación interna pensamos en clave de escuela de negocios y de ¡business made in heaven!, pensamos en comunicación interna como aquella comunicación jerárquica que hace que las órdenes fluyan de la cúspide a la base, o de manera horizontal, se hagan visibles en todos los departamentos.

Bueno pues yo no les hablo de esa comunicación, yo les hablo de la más interna de las internas. La comunicación que nos damos nosotros mismos para actuar y para hablar. Para el emprendedor no puede haber acción si en nuestro fuero interno no hay una comunicación positiva, de motor de arranque, de tila para los malos momentos y champagne para los buenos.

De igual manera cuando hablamos, y lo digo siempre en mis clases, es muy importante atender a la comunicación interna, a esa voz que algunos llaman Little Voice, y que hace que nos podamos sentir cómodos o incómodos en cualquier situación. Es esa voz que hace que afloren los nervios y las inseguridades cuando dice “los estas aburriendo, no van a comprar, no estás dando la imagen….”. ¿La conocen, aunque sea de lejos? Creo que sí, porque todos en uno u otro momento la hemos escuchado como canto de sirena, como aquel canto que intentaba volver locos a los marineros y que hacía que se taparan los oídos para no escucharla.

¿Qué por qué cuento todo esto? Porque me estoy dando cuenta, en mis cursos y asesoramientos, que la comunicación interna, internísima, es la parte fundamental del emprendedor y del empresario. Es ese motor que nos hace pensar bien en privado para hablar bien en público, que nos hace poder brillar, levantarnos y hacer rodar nuestro negocio.

¿Te hablas en positivo o en negativo?, ¿Qué comunicación te ofreces? ¿Es clara, es amable, es contundente? Es tuya, comunicación interna, internísima.